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Tres libros de Rius. Una figura vacía

Antes de empezar con esta reseña, quiero aclarar que soy anarquista. Y que estoy de acuerdo con las personas que intentan que el pueblo desarrolle su capacidad crítica. Así que esto no es una reseña de la derecha de siempre desvalorizando como puede.

Solo he leído tres libros de Rius. La imagen que lo precedía era espléndida: alguien salido de abajo, de la nada, criticando con caricaturas cómicas y encendiendo las mentes del pueblo mexicano. En cuanto supe de él me lancé sobre sus libros, por supuesto.

Debo reconocer que el primero, un número de Los Agachados (serie de cómics breves) que hablaba sobre los Flores Magón, me gustó. Creo que hizo un papel importante de visibilización de unos personajes cuya importancia en la historia de México intenta ocultarse demasiado a menudo. Me gustó la ligereza con la que hablaban sus personajes, y su retrato de México (dentro de la comicidad) era muy realista. No puedo asegurar que todos los datos en el libro fueran verídicos, porque la Revolución Mexicana no es el periodo histórico que precisamente conozca mejor.

El que ese libro me hubiera gustado tanto fue, supongo, un punto más para la decepción en el siguiente que leí: Los presidentes dan pena. La idea, buenísima: ir contando la ineptitud de todos los presidentes que México ha tenido. El problema, me temo que demasiado habitual: en su narcisismo, al autor se le olvidó el detalle de la documentación. Para hablar de la Independencia de México, tuvo que explicar el contexto histórico en España. Y cometió el ligero error de decir que la Constitución de Cádiz (también conocida como la Pepa, por ser promulgada en el día de San José) fue escrita por José Bonaparte (también conocido como Pepe Botella, por razones simples de adivinar), cuando en realidad se escribió como parte de la revolución en su contra. A partir de ese fallo, desbanca todo el contexto histórico y cuenta una historia que no tiene nada que ver con la realidad.

Ya lo he explicado por aquí antes (reseña de La abuela que cruzó el mundo en una bicicleta), pero volveré a hacerlo. La documentación no es un capricho de intelectuales agregando barreras infinitas. La documentación es importante porque cada detalle leído se queda en algún rincón de la mente de los lectores. Y es de esos detalles que se forjan las personas. Así que de la documentación depende tener personas cultas e informadas, o mantener a todo el mundo en la ignorancia. Por eso, la documentación es también la responsabilidad de todos los autores, y más de los que tienen una posición tan influyente como Rius ha tenido.

A pesar de mi decepción con el segundo libro, mi maestro de historia (un comunista empedernido del que he aprendido un par de cosas) me hizo leerme otro más: MARX para principiantes. El libro tuvo un éxito sorprendente, traduciéndose a muchísimos idiomas y esparciéndose por México y el mundo. De nuevo las ideas de Rius causan buenas impresiones: un libro sencillo, con palabras comprensibles, para acercar a las personas al pensamiento Marxista y a la lucha social. Pero, leyendo de una forma un poco más crítica, el libro va perdiendo ese halo de majestuosidad.

Para empezar, existe (que yo haya encontrado) un error de documentación. Se presenta a la Revolución Francesa (1789) como una influencia para la Independencia de las Trece Colonias (1776), cuando, bueno... Las Trece Colonias se independizaron antes de que la Revolución empezara.

En segundo lugar, y probablemente lo que menos soporté del libro, fue la falta de argumentación. La exposición de todos los ideales como si fueran verdades absolutas. En otras palabras, la propaganda. Porque, en vez que exponer sus ideas con argumentos sencillos (que harían a las personas pensar, desarrollar su juicio crítico, cumpliendo el supuesto objetivo del libro), lo que hace es meterlas entre sus bromas y hacer que te las tragues sin ni siquiera dudar de su veracidad. Que algo sea correcto no quiere decir que no se deba argumentar.

En tercer lugar, en la página 120, se presenta a Marx como un gran avance en el campo del feminismo, y se suelta la siguiente frase: "¡Vaya: la liberación femenina hace 100 años!". Un poquito insultante, si tenemos en cuenta hechos como que en el siglo VI a.c. Hiparquía (no Hypatía, ese es un caso aparte) pedía ya la igualdad completa para hombres y mujeres, y a lo largo de toda la Revolución Francesa hubo un movimiento feminista enorme. Por decir ejemplos, claro...

Por último, quería recalcar que, a lo largo de todo el libro, Rius habla de Marx y de Engels como si fueran los únicos. Como si en sus tiempos no hubiera nadie más luchando, y como si toda lucha social fuera socialista (y no anarquista, por ejemplo). No se le ocurre plantear que esa era una época con muchísimas ideas, que las Revoluciones Obreras eran una cosa natural que habría surgido por el simple hecho de que la situación era insostenible.

Es por todo esto que califico a Rius como "figura vacía". Porque lo subieron a un pedestal, lo hicieron el símbolo de miles de personas, pero al final no era gran cosa. Sí, hacía caricaturas divertidas. Pero ese revestimiento político, esas supuestas ideas propias, ese supuesto afán por llevar la cultura al pueblo, a lo mejor no estaba ahí.

Es triste. Pero también creo que es verdad.


Si alguien tiene una opinión diferente, o algún argumento más para esta reseña, o solo algo que le gustaría decir, siempre agradezco mucho los comentarios. Como siempre digo, no mordemos, de verdad.

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